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Funciones del franquiciador

10 funciones básicas

10 tareas del franquiciador

Todo franquiciador debe tener claras cuáles serán sus funciones en su relación con el franquiciado.

Este hecho implica marcar claramente el terreno de juego para que la relación entre ambos sea sana, cordial y fructífera.

A la hora de franquiciar no solo se trata de crecer, sino de compartir todos los esfuerzos de crecimiento con nuestros franquiciados. Ello sólo será posible a través de relaciones y acuerdos equilibrados basados en el beneficio para ambas partes.

En definitiva, se trata de saber cuáles son las funciones y obligaciones del franquiciador, tanto operativas como funcionales. Y por supuesto, cumplirlas.

Desde este punto de vista franquiciar va más allá de la simple concesión de derechos de uso de marca y de distribución exclusiva en una zona.

Se trata de complejas relaciones empresariales entre franquiciador y franquiciado y los elementos que las componen. Es decir, definir el marco y el terreno de juego con sus obligaciones y responsabilidades.

Todo ello queda reflejado en el contrato de franquicia que se otorgue. Es lo que enmarca relación entre franquiciador y franquiciado.

Así pues, la empresa que opte por la concesión de franquicias tendrá que acometer una serie de funciones para que todo se desarrolle por los cauces deseados.

Entre las funciones más destacadas están:

 

1. Ser el promotor del concepto de negocio

como ser franquiciador
En primer lugar, un franquiciador es ante todo quien ha creado, estructurado y organizado un determinado concepto de negocio. Y además lo haya probado con éxito durante suficiente tiempo.

El franquiciador debe asegurar que la expansión en franquicia es posible y que la actividad goza de condiciones de viabilidad y de un mercado estable donde operar.

Sin estas premisas fundamentales, no tendrá sentido el término franquicia.

Además, el franquiciador también debe crear y estructurar una organización (la central de franquicia) capaz de otorgar un valor añadido a todo franquiciado.

No en vano, su éxito empresarial pasará siempre por el éxito de todas y cada una de las unidades franquiciadas que integren la cadena.

2. Crear la red de distribución y/o servicio

Otra de las funciones del franquiciador será la que se ocupe de todas las acciones a acometer para crear la cadena de franquicias.

Se trata de gestionar la entrada en la red de las diversas unidades de negocio que vayan a operar homogéneamente bajo la misma marca.

Crear la red de franquicia supondrá una asignación importante de recursos financieros y humanos. No obstante, siempre será inferior a la que se precisaría en un desarrollo sucursalista.

El desempeño de las funciones de creación de la red será donde la asistencia del franquiciador se haga más evidente.

El franquiciador se encargará de aspectos tales como:

  • La selección del franquiciado ideal
  • Estudios de las diferentes zonas
  • Asignación de zonas de exclusiva
  • Proyectos de adecuación y equipamiento
  • Análisis de viabilidad
  • Búsqueda de financiación
  • Formación inicial
  • Campañas de lanzamiento, etc.

Abrir unidades propias permite al franquiciador experimentar y evolucionar el modelo de negocio, adaptándolo a las directrices y exigencias del mercado.

No obstante, no podrá aplicar los planteamientos asociativos que concedan identidad propia al sistema. Para ello necesita a esos empresarios independientes que serán los franquiciados.

3. Garantizar la originalidad e innovación del concepto.

Todo franquiciador desempeñará el papel de manager de la red. Esto se manifestará a través de:

  • El mantenimiento y desarrollo de la originalidad e interés del concepto de negocio
  • La rentabilidad de las actividades empresariales de los franquiciados.

4. Proteger la imagen de marca.

Igualmente, el liderazgo del franquiciador exigirá de éste un importante esfuerzo de cara a la protección de la imagen de marca.

La imagen corporativa es el verdadero signo de identidad de la cadena y uno de sus principales activos.

5. Animar la red de franquiciados.

La animación de la red es también una faceta característica del franquiciador.

Este aspecto hará necesaria la disposición de fluidos canales de comunicación entre la central y los franquiciados.

El franquiciador será responsable de mantener la efectividad de una información constante, así como de los adecuados y continuos programas de formación.

También serán su función de animación de la red las estrategias de promoción y difusión del negocio en su propio mercado.

6. Controlar de la gestión del franquiciado.

El control de la gestión es el elemento más característico de un sistema de franquicia. El objetivo prioritario es la detección de debilidades que puedan hacer peligrar los resultados inicialmente previstos.

Para ello es obligación del franquiciador plantear adecuados soportes internos de gestión. Estos deben hacer posible un seguimiento individualizado y permanente de la actividad de cada centro de venta.

Esta recopilación de información permitirá a la central la elaboración de estadísticas de enorme utilidad e interés para el conjunto de la red.

Al mismo tiempo, esta información constituirá una excelente base de datos para la presentación de los denominados estados financieros medios a los potenciales candidatos a la franquicia.

7. Asistir al franquiciado.

Un proyecto de franquicia ha de enfocarse desde la perspectiva de estrategias empresariales perfectamente definidas.

Estas estrategias habrán sido aplicadas con éxito por el franquiciador a través de una o varias unidades de negocio.

Los planes de asistencia permiten acompañar al franquiciado en la gestión su negocio, tanto en el inicio como en el día a día.

El apoyo desde la central es absolutamente necesario para garantizar el correcto funcionamiento de los puntos franquiciados.

8. Describir las experiencias adquiridas.

La franquicia se basa en la reproducción de las técnicas comerciales, operativas, económicas y de dirección-gestión de un negocio.

Para que esta reproducción sea exitosa  el franquiciador debe disponer de los soportes adecuados para la transmisión a los franquiciados de su saber hacer.

Para una correcta transmisión no es suficiente con tener esa experiencia identificada. Es preciso definir estas experiencias por escrito mediante la configuración de los correspondientes manuales de franquicia.

9. Transmitir esas experiencias.

Además de identificar y transcribir las experiencias del franquiciador debemos asegurarnos de que son adecuadamente transmitidas a los franquiciados.  Y, por supuesto, aprovechadas por estos para el beneficio de su negocio.

Para ello, el franquiciador se valdrá de:

  • Los manuales de franquicia
  • De los sucesivos procesos de formación del franquiciado y de su personal
  • De los servicios en que se concreten los planes asistenciales de la franquicia.

10. Suministrar producto y servicio a los franquiciados.

Por último, el franquiciador se responsabilizará del suministro a los centros franquiciados. Entre ellos:

  • La selección y permanente adaptación del surtido
  • La negociación con proveedores
  • La optimización de la gestión de aprovisionamiento
  • El control de la calidad de los productos y de relación con proveedores

Conclusión

En resumen, no basta con que el franquiciador defina un concepto de negocio atractivo y original.

Necesita disponer de una central de franquicias organizada y capaz de garantizar el cumplimiento de las obligaciones a las que deben hacer frente sus franquiciados.

Esta buena organización se manifiesta en la capacidad del franquiciador para controlar y animar su red, para asistirla y proveerla. Solo así podrá poner de manifiesto la efectividad de su liderazgo.

Todo empresario que se plantee franquiciar su negocio debe perseguir su propia capacitación y conocer bien las funciones más ineludibles.

Las claves del éxito: originalidad conceptual, igualdad de las partes, mantenimiento de la relación, permanente adaptación y que las partes cumplan con sus funciones y obligaciones.

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